Vamos a gritarlo
Shakira y Jlo han hecho un trabajo
sin desperdicio: político, diverso, lleno de calidad y sin dejar de visibilizar
las raíces. Una intervención que son 14 minutos de recopilación de sus obras
musicales, en algunos casos muy gratamente revisitadas, y en otros solo colocando
el punto justo pero que a fin de cuentas es un hermoso homenaje al ser
latinoamericano.
Lo poderoso de la interpretación de
éstas artistas no radica en la tremenda capacidad coreográfica o en la
versatilidad de sus bailarines puesto que en una producción de esa magnitud es
lo que corresponde. Sí hay mucho mérito en que 2 artistas demuestren sus
capacidades con naturalidad, hasta tocar la batería o bailar pole, y no sean
incoherentes con la práctica que dicen ejercer. Son muy buenas en lo que hacen y
eso queda demostrado en cada segundo.
Sin embargo, el mayor mérito
corresponde a la propuesta en general, a la obra como un todo integrado que
discurre entre las variedades musicales y corporales de las artistas y sus
acompañantes. Una reivindicación completa de las raíces de cada artista tanto
musical como contextual.
Vemos/escuchamos la introducción de
ritmos de origen afro referenciando Colombia, Centroamérica. Movimientos del
Mapalé, la Champeta, la salsa caleña, los ritmos urbanos e incluso el movimiento/sonido
con la lengua que hace Shakira (zaghrouta). Todas éstas referencias que se
colocan en momentos centrales como complemento a las técnicas acrobáticas,
atléticas y urbanas que ejecutan los otros intérpretes. Van de la mano.
El momento cumbre y que ayuda a
direccionar la temática de lo latinoamericano es, en definitiva la corta pero
contundente aparición de la hija de Jlo y Marc Anthony (Emme) cantando ‘Let’s
Get Loud’ (Vamos a gritarlo) desde una estructura con barras que la contiene,
una reja.
Le sigue el plano de la cámara aérea
que nos brinda un doble mensaje: un símbolo femenino y las niñas tras las
rejas; finalmente se suman otras niñas pequeñas con las banderas de EEUU en el
pecho y Jlo apareciendo con una bandera de Puerto Rico gigante que la cubre
entera (y que como contraparte tiene la de EEUU. Directo, una referencia que no
es inocente a la discriminación que padecen sus paisanos en el país
norteamericano.
Una reja, en este contexto no es un
objeto de aparición gratuita. En un espacio ‘deportivo’ como éste se constituye
como una manifestación, corta, pero concreta sobre un tema en discusión como
son las cárceles para niños latinos en las fronteras. Un zarpazo en la cara en
medio del discurso ¿Por qué? Es un elemento que pudo no estar y hubiese sido
otro espectáculo más (no necesariamente con menos mérito) pero ellas se
arriesgaron a la censura, a la medieval discusión si los espacios de
arte/deporte tienen que ver con lo político, y ellas tomaron postura con todo
lo que implica en un espacio de difusión masiva y una capacidad de recepción
global en la que pocos arriesgan. Y además te dicen 'Vamos a gritarlo'.
El resto corresponde a un espectáculo
coreográfico de precisión atlética hermosamente ejecutado que, si bien tiene
precedentes amplios no tiene nada que envidiar a otros años. Dos intérpretes de
calidad, un elenco de bailarines y un valor de producción altísimo como
corresponde a ese nivel de actos que representa el Super Bowl.
¿Hay cosas para reprochar? Puede ser,
sin embargo, no es lo más relevante en este punto. Da para otro análisis.
Un dato no menor. Jlo antes de salir
a escena le dijo a Shakira ‘vamos a mostrarle al mundo lo que pueden hacer dos
niñas latinas’. Y en definitiva así fue.
El video:
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